Con generaciones cuya pasión por el vino ha guiado sus vidas, no cabe duda que la familia Larentis alcanzaría su principal sueño: tener una bodega propia, produciendo bebidas en las que la identidad resuene en las copas, valorando la calidad y el cuidado en la producción.
En 2001, se abrieron las puertas de la Bodega Larentis, iniciando un viaje de amor por el vino que combina calidad, tradición y primacía en la creación de la bebida que encanta a los admiradores y está presente en bodegas y mesas de todo Brasil.
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